¿Qué significa la noción de dispositivo organizacional?
Este texto está inspirado en las ideas del Dr. Atilio Penna, más específicamente en la Colección Pymes en Crecimiento, quién ha contribuido a la Teoría de la Organización Requerida aplicada a las empresas de dueño, mediante la utilización de dispositivos como palancas para los procesos de crecimiento organizacional.
¿Qué significa dispositivo organizacional? Se trata de una noción y no un concepto[1]. Un concepto, brinda un “sentido… más fijo, mas definido, más preciso. Por ejemplo, los conceptos de círculo, de cuadrado o de triángulo en geometría”, mientras que la noción abre sentidos, invita a crear, porque su “polisemia es mucho mas grande; es decir que los sentidos no son tan únicos, ni tan precisos.” En síntesis, cuando hablamos de organizaciones, en particular con la velocidad con que se desgastan los términos que se utilizan para entenderlas, esta noción tendrá acepciones, que variarán mucho según quién y cómo sea utilizada.
Una noción, sin embargo, no carece de definiciones en el diccionario, como las de la Real Academia, donde se nos explica que un dispositivo es: “un mecanismo o artificio dispuesto para producir una acción prevista”, “una organización para acometer una acción”.
Existe un ejemplo de aplicación de esta noción al mundo concreto, proporcionado por un tipo dispositivo físico ampliamente conocido: el termostato. Nuevamente, la Real Academia nos asegura: “aparato que sirve para mantener automáticamente una determinada temperatura”.
Los hay también, de tipo simbólico, como es el caso de la Estructura Ejecutiva: un dispositivo permanente destinado a realizar el trabajo que los stakeholders (inversores, socios, accionistas, comunidad, Estado, etc.) impulsan . La Estructura Ejecutiva, se pone al servicio de estos interesados/apostadores (traducción posible de stakeholders) al gestionar, vale decir haciendo que las cosas sucedan.
Alojados en la Estructura mencionada, se hallan dispositivos también simbólicos, con tres características básicas: la primera, su carácter social, dado que implican un punto de encuentro de personas; la segunda el ser transitorios, vale decir que a lo largo de la historia de la organización se los modificará tantas veces como se estime necesario; la tercera, ligada íntimamente a la primera, el ser útiles a los propósitos de estructuración organizacional.
Una aproximación de mayor precisión a esta noción, sería:
Los Dispositivos organizacionales son ámbitos o espacios organizacionales creados por decisión de sus autoridades, que aseguran el encuentro de diferentes actores organizacionales (desde su rol), que pretenden facilitar y mejorar los procesos organizacionales de comunicación, toma de decisiones, resolución de problemas e integración vertical y horizontal.
Los termostatos comparten con los dispositivos organizacionales la cualidad de ser creaciones humanas, conscientemente diseñadas para responder a fines específicos.
Segunda parte de esta noción:
Los Dispositivos Organizacionales son artefactos culturales, vale decir instrumentos visibles creados dentro de una determinada concepción del mundo y valores propios de cada organización, utilizados para enfrentar tanto desafíos de adaptación al contexto, como de estructuración interna.
A partir de estas definiciones queda claro que cualquier acción (tirar la estufa al agua o desenchufarla) no es un dispositivo en el sentido aquí desarrollado, tampoco lo es cualquier reunión en un café, en cualquier mesa, con cualquier persona.
Entonces, veamos algunas características;
1. Un dispositivo, sirve a fines específicos.
Así como en el caso del termostato no tiene otra función distinta a cortar o reiniciar el funcionamiento de un sistema en relación a determinadas temperaturas, el dispositivo organizacional cumple funciones específicas que deben ser determinadas por la organización para darle sentido a su funcionamiento.
2. Un dispositivo es económico.
Mediante recursos sencillos produce efectos importantes en términos de, por ejemplo, ahorro de energía, cuida del funcionamiento del sistema mayor en el cual se aloja y de alguna de su/s partes, prolonga la vida útil de los sistemas al mejorar su funcionamiento.
3. La sistematicidad y su utilización frecuente.
No cabe duda que, en materia de dispositivos sociales, la rutina del encuentro, su existencia segura en un futuro cierto y preciso produce un alivio en la mente de aquellos que participan, quienes saben que tendrán una instancia donde reconsiderarán la situación y producirán una nueva evaluación, más rica, junto a otros con quienes reflexionarán sobre la marcha de los asuntos en juego.
Se trata de ritos que manifiestan y refuerzan la cultura. Ceremonias que vinculan a la gente entre sí, con su contexto y su tarea primaria.
El siguiente diálogo entre el Principito y el zorro4,, ilustra precisamente esta situación:
“Al día siguiente volvió el principito.
–Hubiese sido mejor venir a la misma hora –dijo el zorro–. Si vienes, por ejemplo, a las 4 de la tarde, comenzare a ser feliz desde las tres. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto; ¡descubriré el precio de la felicidad! Pero si vienes a cualquier hora, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón… Los ritos son necesarios.
–¿Qué es un rito? –dijo el principito–.
–Es también algo demasiado olvidado –dijo el zorro–. Es lo que hace que un día sea diferente de los otros días; una hora, de las otras horas. Entre los cazadores, por ejemplo, hay un rito. El jueves bailan con las muchachas del pueblo. El jueves es, pues, un día maravilloso. Voy a pasearme hasta la viña. Si los cazadores no bailaran en día fijo, todos los días se parecerían y yo no tendría vacaciones.”
Para su funcionamiento eficaz, los dispositivos deben contar con:
1. Una rutina de encuentro.
Por ejemplo los lunes a las 9.00hs o el viernes a las 12.00hs; el último día hábil del mes, a las 15.00hs, etc. en el caso de los dispositivos aquí tratados, resulta fundamental.
2. Sólidas bases normativas.
Es fundamental realizar una descripción clara de las características del dispositivo y registrarlas por escrito al momento de su creación. Esto permite que todos lo integrantes tengan permanente y fácil acceso al conocimiento de las reglas de su existencia.
Ningún dispositivo organizacional es eterno. Su creación y disolución, deben ser entendidas desde las necesidades cambiantes de la organización, su estrategia y capacidades. Por lo tanto, todo dispositivo debe incluir un proceso de revisión crítica y continua de su vigencia y sentido en el contexto del dispositivo mayor que lo aloja, la Estructura Ejecutiva.
[1] Ardoino, Jaques: “Sobre la implicación” Conferencia impartida en el Centro de Estudios sobre la Universidad, UNAM, México, 4 de noviembre de 1997.
4 De Saint-Exupéry, Antoine. El principito. Ed, Emecé. Buenos Aires, 1992.